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viernes, 16 de septiembre de 2011

En la calle te espero, castidad.

                            Esa relación fue como ser la mujer del César y es que además de ser decente tenía que parecerlo.

                            Mi querido marido, el de por aquel entonces, tenia la extraña teoría que sostenia que, para que fuesemos la pareja perfecta y más aún que eso, para que durásemos, teniamos que esperar para tener sexo. Así que yo, que soy de los que piensa que Toledo es una urbanizacion de la periferia de Madrid, decidí hacerle caso, pero.... lo que se me olvido o más que olvidar, no lo hice para evitar que pensase que soy la típica golfa que necesita tener todos los días a un tío en su cama, es cuanto, cuanto habría que esperar para que la magia no se rompiera y fuesemos el matrimonio perfecto (gran herror por mi parte).



                             Vereis que fue un gran esfuerzo para mi que puedo jactarme de haberme acostado con medio Madrid, una parte importante de españoles y un buen numero de extrangeros, entonces yo, que no soy un ninfómano perdido pero que si guardo algún que otro artilugio de plástico por si acaso, decidí esperar y centrar todas mis energias en mi ya por aquel entonces extenso vestuario.

                                Mirándolo con la perspectiva del tiempo (de los años en este caso) empiezo a pensar, ¿Hasta cuando es rentable esperar al sexo por amor? ¿Es que puede haber algo similar a una relación si no hay sexo?.

                                 Después de llevar cerca de dos meses esperando, de que mi mano derecha me hubiera retirado el saludo y mas aún, despues de haber borrado todos mis perfiles de internet empezaba a cansarme de tantas cenas románticas, tantos te quiero y comence a sopesar que esto del amor (y mas aún de la pareja) eran un coñazo que en ningún caso estaba hecho para mi, pero... aún así decidí darme un tiempo y mas concretamente un paseo hasta Moulin Chocolat, ese paraiso de las calorias de la calle Alcalá al que me juré a mi mismo no ir jamás, así que una vez allí hice aprovisionamiento de todo el chocolate que pude (por que dicen que libera no se qué que se parece al sexo) para aguantar algo más o al menos intentarlo. Una semana más tarde, 4 kilos y un par de tallas más fueron suficiente para darme cuenta de que pareciamos sesentones y ese niño guapo, simpático e interesante pasó a ser un gilipollas inaguantable sin pene ni espectativas de el.



                                ¿Qué cual es la moraleja de esto? que la juventud es para disfrutarla que el celibato solo es bueno para los chimpances de los circos (y también lo dudo) y que desde luego, no por mucho madrugar, amaneces maquillada.

6 comentarios:

  1. Te diré que si no pudiste aguantar probablemente es que no estabas enamorado. El que seas un ninfómano de cojones también debió ayudar sin duda jajaja

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  2. He dicho que me gustaba no que estuviera enamorado.... y probablemente yo sea como tu dices "un ninfomano de cojones" pero.... por mucho cariño que haya.. ya te digo yo que no compensa esperar.

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  3. En las relaciones solo los que participan saben lo que hay... si se deja que opinen otros... la has jodido... el amor no es algo unico cada uno y en cada relacion es distinto...solo uno mismo sabe cuando lo siente y en que medida y de que tipo... la fidelidad solo es uno de los ingredientes posibles... no es absolutamente necesaria... si lo es la sinceridad

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  4. totalmente de acuerdo, pero donde empieza la frontera de la infidelidad y empieza la de la sinceridad?

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  5. totalmente de acuerdo, se puede tener una pareja sin fidelidad??? o la infidelidad es un recurso barato para matar el aburrimiento???

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  6. Creo que se puede tener una pareja sin fidelidad, al menos entendida de una forma estrecha. Insisto, lo más importante es la sinceridad... que las personas implicadas sepan y acepten la situación.

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