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lunes, 10 de octubre de 2011

Ser gordo. Pedos y moda.

                         Ser gordo es un accidente geográfico en ese terreno que llamamos nuestra vida. Despues de haberle puesto remedio a mi caso como icono de la más absoluta de las obesidades (cosa que hice hace años) puedo decir que despues de lo visto y lo vivido preferiría tener hijos gordos a gilipollas, con esto quiero decir que me apestaria absolutamente tener uno de esos hijos o hijas, melindres y petardos que no se por que extraña razon piensan que su mierda huele mucho mejor que la del resto de los mortales (concretamente a rosas en lugar de a vertedero).

                             Creo, personalmente que toda esa gente, toda esa gente melindre y petarda es la que deberia vivir acomplejada por que ser gordo es una opción solucionable o no, a gusto del consumidor, pero ser gilipollas es algo irremediable (por que las lobotomías aún no se han demostrado que funcionen sin conseguir un resultado peor que el inicial).

                               También ha llegado un punto en que la extrema delgadez es un requisito básico en moda, que puede hasta llegar a parecerme bien como opción propia pero no desde luego como obligación y más si los que lo imponen no son en ningun caso ni icono de belleza, ni de armonía, ni de coherencia ni de nada, lo suficientemente válido, como para imitar.

                                Ese es el coñazo de la moda y es que si la tal Anna Wintour con su puta cara de pedo anoréxico decide que esta de moda parecer un pedo, una parte importante de la influenciable masa correrá a hacer lo que sea para parecer un pedo, hasta ser todavía más pedo que ella y voila: Todos seremos pedos.



                                 Yo, que no quiero parecer ni más ni mejor que todos estos confieso que vivo a dieta permanente desde que cumplí la mayoría de edad y precisamente por eso se lo que trae consigo todo esto y la mala leche que se te pone cuando desayunas manzanas o haces varios días de proteinas puras en vez de desayunarte un tanque de colacao y un par de tostadas con manteca, pero bueno... todas las cosas que queremos cuestan un precio y es necesario pagar ese peaje para alcanzar todo lo que deseamos, pero... reflexionando sobre todo esto, ¿Realmente compensa perderse tantas cosas por ser un palo con un trapo de firma?.

4 comentarios:

  1. Te habla una delgada que no puede dejar de serlo por motivos de salud, a la que le encantaría estar más rellenita pese a que todos me digan que tengo mucha suerte.
    Tras haber tenido lo que tuve, mis seres queridos más cercanos me dicen, hay gente que se cambiaría por ti, desgraciadamente pero así es...
    Y reflexiono y digo que asco de mundo, la verdad es que prefiero eso a la lástima pero sin embargo ellos si que me dan lástima y porque no asco.
    Bendita sociedad...

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  2. Vaya panda¡¡¡ pero vamos... que yo soy el primero en hacer dieta y correr en la cinta como un hamster.....

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  3. Como te entiendo...lo peor de todo es que a veces muy directa o indirectamente todo esto nos afecta un poco a tod@s.
    Yo adelgacé bastante por una depresión que tuve, nunca le daba importancia a eso del peso y como estuviera pues estaba, pero después de una ruptura un poco jodida dejé de comer, empecé a verme inservible por mi cuerpo ante el resto de la gente.
    A día de hoy me cuesta e intento llevarlo lo mejor que puedo, pero hay cosas en las miradas de toda esta gente que siempre acabarán hiriéndome.

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  4. jejejeje Javichu¡¡¡ no pienses asi¡¡ lo que tienes que hacer es divertirte mas que te vas a morir el mas rico del cementerio¡¡¡

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