Una mujer de verdad es aquella que puede mear entre dos coches mientras sujeta un mini de kalimotxo con una mano, un cigarro con la otra y a la vez, te critica por tu ajetreada vida sexual, así, por la misma regla de tres, un okupa de verdad, uno de esos de toda la vida, es aquel que reivindica la liberación de la propiedad privada por encima de todo mientras pone barreras dentro de su casa, por que, su espacio es su espacio y no se lo vayas a tocar, manda cojones!
Así me encontre un domingo en el que, aún con los efectos del alcohol de la noche anterior en mi cuerpo decidí plantarme en la Tabacalera, esa celebre casa okupa del centro de Madrid a ver que coño se cocía alli.
Os resumiré brevemente mi visita y es que, cuando llegué a la puerta, un tío al que me dieron ganas de explicarle lo que eran una ducha y una pastilla de jabón me dijo que no se podía entrar, que no se quien, estaba allí reunido pero.... como yo no soy de aceptar un no por respuesta me colé y este tipo que desconocía el significado de la palabra higiene, me increpó amenazándome con llamar al de seguridad, esto es una casa okupa?, Anda y que la cierren, la tiren abajo y hagan un opencor bien grande que por lo menos servirá para algo que no sea generar un gasto a todos los españoles.